Inicialmente poblada desde tiempos inmemorables por los indios tamoios, Angra Dos Reis es un lugar mágico lleno de historia. Quienes habitaron esta región fueron comunidades nómadas que provenían de la Patagonia.  En 1502 fue “descubierta” por las expediciones que enviaba la corona portuguesa en busca de riquezas. Su nombre, Angra dos Reis, se debe al día de Reyes, día en que la flota dirigida por Gaspar de Lemos encalló en Isla Grande durante su misión.

Poco a poco se fueron estableciendo en la zona haciendas de colonos dedicadas a la producción de caña de azúcar y aguardiente, que se beneficiaban de la mano de obra esclava procedente de África. Con los años cobró importancia también el cultivo del café y con el descubrimiento de oro en Minas Gerais, Angra dos Reis se convirtió en uno de los puertos más importantes de la región de Río de Janeiro, al que llegaban y del que partían barcos de todo el mundo, cargados de oro, café, azúcar y esclavos, dando origen a una época dorada durante el siglo XIX. Debido a esto, la bahía de Isla Grande tiene la mayor concentración de naufragios del mundo, una gran atracción para el turismo subacuático, que crece cada año.

Con la construcción del ferrocarril D. Pedro II en 1884 y la posterior abolición de la esclavitud, Angra dos Reis cae en un período de decadencia en la que la población que se redujo notablemente. Décadas más tarde, a mediados del siglo XX la ciudad vuelve a retomar el impulso gracias a la instalación del astillero Verolme y en la década de 1970 con la instalación de dos plantas de energía nuclear y la estación petrolífera de Petrobras.

En la actualidad la principal fuente de riqueza de Angra dos Reis es su gran actividad turística, que se vio favorecida por la construcción de la carretera Río-Santos que facilitó la llegada de los visitantes. Lamentablemente la mayoría de las construcciones coloniales no han resistido el paso de los años, pero las iglesias que se han conservado son muestra de la historia de la ciudad y sus transformaciones.

En cuanto a las 365 islas que forman la bahía, muchas de ellas carecen de todo tipo de edificación y tienen restringido el número máximo de visitantes permitidos por día, lo que da como resultado paisajes que se mantienen intactos, iguales a los que vieron los primeros colonizadores portugueses hace más de cinco siglos.

El clima tropical húmedo de la costa fluminense favorece a Angra dos Reis con un ambiente veraniego todo el año. El mes más frío, julio, cuenta con temperaturas promedio de 20ºC, ideales para paseos náuticos y recorridos por las islas. El verano, con temperaturas en el entorno de los 31ºC, es la época alta del turismo, ya que el calor invita al disfrute de las aguas cristalinas. Aguas que, como es propio de las playas tropicales, tienen una temperatura media de 18ºC.

Pero aunque enero y febrero son los meses más cálidos y más buscados por el turismo por ser la época de vacaciones en Brasil, también es la época con lluvias más intensas. En Angra no hay estación seca, y es probable que durante tu estadía debas enfrentar algunos chaparrones, que alcanzan los 300 milímetros mensuales en enero.